La falta de representatividades un peligro

Uno de los pilares constitucionales de Argentina es la representatividad. No sólo en los sectores políticos, también en el ámbito privado.
En una democracia indirecta en la que uno de los pocos actos de todos los ciudadanos es el eleccionario, que haya una falta de credibilidad de quienes dirigen, afecta fuerte los cimientos institucionales del país.

Más allá de la opinión personal que se pueda tener de los sindicalistas, son el nexo entre los trabajadores y las diferentes patronales –tanto públicas como privadas- y cuando no tienen legitimidad para acordar porque sus bases desconfían de ellos, se produce una anarquía que termina perjudicando a todos.

Es lo que está pasando con los docentes y los gremios. El acuerdo que llegaron en la provincia de San Juan es bueno, se garantiza cinco puntos más que el índice de inflación del INDEC. Lo entendieron así los sindicalistas, pero no alcanzó. Este miércoles, miles de docentes marcharon y sólo asistió a sus lugares de trabajo el 10% de los maestros de primaria. Además, están muy enojados, mezclan los reales problemas económicos que tiene gran parte de los argentinos –no sólo los docentes- el daño que hace la inflación para la mayoría de los bolsillos y están convencidos que el Gobierno tiene dinero para algunas cuestiones por lo que piden que se dirija a los salarios.

Con los sindicalistas fuera de juego, con una anarquía a la hora de negociar de parte de los docentes autoconvocados –cada cual puede pedir lo que le parezca- y con una oposición con sus principales dirigentes que miran para otro lado sin buscar mediar, no es sencillo para el Gobierno negociar en un año electoral.
Si sólo fuese la negociación con un sector, sería más fácil, pero el aumento en porcentajes es el mismo para quien cobra 50 mil pesos como para quien puede tener un sueldo superior a los dos millones. Y un punto más en los sueldos son cientos de millones de un presupuesto que cada día se destina más al pago de la grilla salarial.

Más allá de poder acordar el Gobierno con sus empleados, deberá revisarse cómo se puede llegar a acuerdos salariales. Si por segundo año consecutivo los gremios docentes están pintados, no tiene sentido el desgaste que se provoca con acuerdos sin sustento