• 15/07/2023

En pata

En pata

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

En muchos países del mundo, acostumbran a sacarse los zapatos antes de entrar a una casa.  Son costumbres provenientes de la experiencia, de las necesidades y de higiene.

Es fácil entender que es una manera sencilla de achicar posibilidades de contaminación, de ensuciar, mojar o llenar de mugre el interior al entrar.   

Se deja lo indeseable afuera, como herramienta de uso externo que es. Así se vive el confort y la higiene interior sin contaminar.

Deberíamos hacer algo similar en muchos órdenes de la vida y nos complicaríamos menos, dejando los contratiempos afuera. Tal vez, hasta afuera del hacer y del pensar, si se pudiera.     

Entre los indeseables que no deberíamos dejar entrar en nuestras vidas diarias, tendríamos para elegir, en todo orden social, político, de relaciones, de trabajo.  No sería algo mágico.  No es una barrera física concreta, es poner un límite que se aplique siempre que podamos, es una conducta que sirve para preservar lo de adentro. Lo valioso y protegible, lo propio, sano y limpio y lo demás, afuera.

Afuera del adentro. Ese adentro que está a nuestro alcance manejar, administrar, proteger y sobre todo, disfrutar.     

Algún dicho hablaba de que «los de afuera son de palo». Sean de palo o de lo que sea, son de afuera.

Debemos tener cuidado con discernir bien cuál es nuestro mundo de adentro y dónde comienza el mundo de afuera, y ya sabido, disfrutar el nuestro y al otro…dejarlo afuera.     

No renegar, si no, poner distancia.