• 03/12/2022

Crimen

Crimen

Por Gustavo Ruckschloss

En aquel barrio común, con poca o ninguna sombra, la única que había era la de un par de grandes árboles que estaban desde hacía años y mucho antes de estar poblado.  

Un día pasé y no estaban, no los vi más. Al día siguiente pasé más despacio y vi que habían dejado sus troncos de más o menos un metro de altura. Pasados los días vi que estaban pintando un mural en la pared del frente de la casa.

Para completar, lo que habían sido unos hermosos árboles fueron transformados en dos
«sillones» tallados frente al mural, de manera rústica, como se usa ahora. Es decir que un mural que se puede hacer en cualquiera de los miles de metros cuadrados de pared disponibles de la ciudad justificaba la muerte de árboles que costaron decenas de años en crecer y dar sombra.

Cambiaron un cierto gusto estético particular por una mutilación a la sociedad, a la atmósfera, a la naturaleza.
 
 La vanidad suele ser impertinente y confunde valores. Creo que se dice Frívolo cuando se le da valor a lo que no lo tiene y se ignora a lo que sí lo tiene.
  
Soy amante de todas las artes y sus muy diversas manifestaciones. Sin límites de ningún tipo. Pero, evidentemente, soy más amante de la naturaleza y me duele mucho que depredemos, máxime en un clima como el nuestro, donde los árboles deberían tener la categoría de Monumento Nacional.