• 07/07/2024

¡Las cosas que decimos!

Hay frases que todos repetimos. En muchos casos, intuimos el significado. Pero ¿sabe cómo se originaron? Esta nota le aclarará sobre el origen de algunas expresiones muy populares.

Pordioseros

A los mendigos se les llama «pordioseros» porque en la antigüedad se paraban frente a una iglesia y pedían una monedita «por Dios»…

Poner los cuernos

De el «derecho de pernada» que se dice le asistía al señor feudal en la Edad Media, derivó lo de «poner los cuernos».

Antes de acostarse con la novia, el caballero feudal colgaba en la puerta una cornamenta de ciervo para advertir que nadie entrara so pena de ser decapitado por haber interrumpido el placer del noble.

Mientras tanto, el marido llamaba orgulloso a sus vecinos para mostrar que su señor feudal le había hecho el honor de «ponerle los cuernos».

No quiere más lola

Frase «made in Argentina». Lola era el nombre de una galleta sin aditivos que a principios del siglo XX integraba la dieta de hospital.

Por eso, cuando alguien moría, se decía: «Este no quiere más Lola».

Y desde entonces se aplica a quien no quiere seguir intentando lo imposible.

Hasta que las velas no ardan

Se originó en los prostíbulos, en épocas en que no existía la luz eléctrica y los relojes eran objetos de lujo.

La madama le entregaba al cliente una o varias velas, según lo pagado.

Cuando se consumían, el turno había concluido, esto es, había sexo «hasta que las velas no ardan».

Viva la pepa

Contra lo que pudiese creerse, «viva la Pepa » no es el grito de alegría de un buscador de oro, sino el que usaban los liberales españoles en adhesión a la Constitución de Cádiz, promulgada el 19 de marzo de 1812, en la festividad de San José Obrero.

Como a los José se los apoda Pepe, en vez de decir «viva la Constitución » – lo que conllevaba llegar a ser reprimidos – los liberales gritaban «viva la Pepa «. 

Hoy, en Argentina, su significado se ha desvirtuado y más bien se parece a «piedra libre» o «vale todo».

Atar los bártulos

Alude a Bártulo de Sasso-Ferrato, jurisconsulto de la Edad Media, profesor de Derecho en Pisa, Bolonia y Padua, cuyas obras -contenidas en trece volúmenes- sirvieron de base de estudio durante tres siglos.

Los estudiantes tomaban nota de ellas y luego ataban esos apuntes, a los que llamaban bártulos, para que las hojas no se les perdieran.

Hoy la expresión alude a preparar una mudanza.

Atorrantes

Viene de cuando a principios del siglo pasado depositaron unos grandes caños de desagüe en la costanera del Río de la Plata, frente a la Casa de Gobierno, en lo que hoy es Puerto Madero.

Estos caños tenían la leyenda…

 «A. Torrant et Cie.» (nombre del fabricante) escrito en letras grandes a lo largo de cada segmento de caño.

Estos caños estuvieron más de un año depositados en el lugar antes que por fin los enterraron.

Durante ese tiempo, muchos desvalidos, vagos, linyeras y sujetos de avería que rondaban por la zona los utilizaron para esconderse, dormir y hasta vivir en ellos. Surgió así el «se fue a vivir a los caños», que con el tiempo evolucionó hasta quedar en «se fue a los caños».

Y a los que hicieron de los caños un hogar se los llamó «atorrantes» y por extensión se utiliza para referirse a toda persona pendenciera, de mal comportamiento, etc.

Croto

Viene de José Camilo Crotto, que en 1918 fue elegido gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Durante su gobierno sancionó el Decreto 3/1920 que autorizaba y permitía a los peones rurales a viajar gratis en los trenes cargueros, a los que comenzó a llamarse «crotos».

Con el tiempo la palabra se usó para referirse a las personas sin hogar, mal vestidas, o cuya apariencia denota un estado de indigencia.

Andá a freír espárragos

La expresión anda a freír espárragos aparece en documentos del siglo XIX como forma de evitar a una persona molesta. Por entonces, se usaba en oposición al proverbio latín Citius quam asparagi coquantur (En lo que tardan en cocerse los espárragos) para mantener a alguien ocupado el mayor tiempo posible. Dado que la cocción de los espárragos exige poco tiempo, la mejor manera de mantener a alguien entretenido no es que los cueza, sino que los fría.

Ponerse las botas

La frase ponerse las botas surge en paralelo al nacimiento de este tipo de calzado, que comenzó siendo exclusivo de las clases más altas. Quienes calzaban botas, llevaban sus pies bien resguardados del frío y disfrutaban de mejores condiciones sociales que el resto, por lo que se asoció el hecho de ponerse las botas con disfrutar de recursos en abundancia, según cuenta José María Iribarren en ‘El porqué de los dichos’.

Meterse en camisa de once varas

Durante el medievo, los lienzos con que se manufacturaba la ropa se medían en varas, una unidad que equivale a 0,835 metros. Una tela de once varas –poco más de 9 metros– se percibía como muy larga, de tal manera que meterse en camisa de once varas figuraba vestir una prenda exageradamente holgada, tal y como apunta el escritor Arturo Ortega en su artículo Historias de palabras y expresiones castellanas. Ortega añade que la ceremonia de adopción que se celebraba en Castilla durante la Edad Media consistía en simular un parto introduciendo la cabeza del niño adoptado por una manga muy ancha de una camisa. Meterse en camisa de once varas suponía entonces adoptar a alguien, con los problemas que esto implicaba, por decisión propia y no por necesidad.

Agarrate catalina

Catalina pertenecía a una familia de trapecistas que trabajaban en un circo recorriendo los barrios porteños en los años cuarenta.

Su bisabuela, su abuela y su madre habían muerto durante diversas actuaciones circenses.

La gente, que conocía su historia, a modo de cábala y antes de cada función le decía «¡Agarrate bien, Catalina!”.

Con el correr del tiempo la frase se fue deformando hasta llegar al conocido «Agarrate, Catalina”.

Antes de cada actuación, alguien del circo gritaba «Agarrate Catalina».

Hasta que una vez la persona que debía pronunciar la frase no estaba presente.

Así fue como la pobre Catalina terminó muriendo a los 25 años durante una función del circo en el barrio de San Telmo.

Se emplea para avisar que se debe estar alerta, ante una situación que no pinta fácil.

Otro gallo cantaría

La Biblia cuenta que en las últimas horas de vida de Jesucristo, éste predijo que Pedro negaría conocerle hasta en tres ocasiones «antes que el gallo cante dos veces». De ahí que la expresión otro gallo cantaría se aplique para dar a entender que, si una determinada situación se hubiera planteado de otra manera, las consecuencias habrían resultado diferentes, de acuerdo al libro ‘Fraseologismos oracionales’.

De pe a pa

La locución de pe a pa, utilizada para decir que algo se ha contado o memorizado con detalle, aparece ya en La Celestina, tragicomedia escrita por Fernando de Rojas en 1499: «Yo te juro por el santo martirologio de pe a pa…». Aunque su origen no está claro, el escritor Arturo Ortega apunta que podría haber surgido en los tiempos en que no existía la imprenta y se recurría a copistas o escribanos que, para dar fe de que habían hecho una transcripción fiel, agregaban la frase de palabra a palabra, abreviada más tarde como de P. a P.

Estar en Babia

Babia es una comarca situada en la provincia de León que la realeza de la Edad Media solía frecuentar como lugar para evadirse de los problemas de la Corte y practicar la caza. Muchas fueron las ocasiones en las que los cortesanos necesitaban consultar a los monarcas algún asunto de vital importancia, pero no podían ser atendidos debido a que se encontraban en Babia. Quevedo fue de los primeros en dejar constancia por escrito de la expresión estar en Babia, según el Diccionario de la Lengua Castellana de 1822.

La ocasión la pintan calva

El origen de esta expresión tiene su origen en la mitología grecorromana, que representaba a la diosa Ocasión como una mujer que sólo tenía pelo en la parte delantera de su cabeza. De esa forma, se buscaba simbolizar que si las oportunidades que llegan de frente no se aprovechan, éstas no vuelven, de acuerdo al Instituto Cervantes. También se alude a la diosa Ocasión en la locución adverbial por los pelos.

Cortar el bacalao

El origen de esta expresión, que sirve para designar a la persona que ostenta el mando en una determinada situación, se remonta al siglo XVI, cuando comenzó a popularizarse el consumo de bacalao al salazón en España. En las colonias del imperio español, este pescado desecado servía para alimentar a los esclavos y el capataz era quien repartía los trozos y decidía a quien correspondían los más grandes y los más pequeños.

No es moco e pavo

En el siglo XIX, las personas utilizaban relojes de bolsillo con cadena. Los ladrones de España sostenían que el Pavo era la víctima y el moco, lo que cuelga del pico del animal, era la cadena del reloj. “No es moco de pavo” es utilizada para decir que no hay que subestimar una situación por mas que se presente como fácil.

“La chancha y los veinte”

“La chancha y los veinte”, es otra de las frases más utilizadas en los quehaceres cotidianos de los argentinos. Este dicho popular significa que una persona quiere llevarse todos los beneficios de una situación.  “La chancha y ..” es una expresión criolla que se originó en el vocabulario de muchos criadores y vendedores de ganado. En un principio se decía que el sujeto se quería quedar con “el chancho, la chancha y los veinte lechones”. Luego, la expresión se hizo más corta.

No deja títere con cabeza

En el libro de “Don Quijote de la Mancha” se origina uno de los dichos populares más conocidos y utilizados. Cuando se quiere decir que alguien no para de conquistar corazones, es decir, es un exitoso/a en el amor, se habla que “no deja títere con cabeza”.

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