- 11/08/2024
LOS MANANTIALES. El grupo que renovó el folklore cuyano


UNA NOTA DE JUAN CARLOS BATALLER
Ubiquémonos en la época. Años 60, pleno auge del folklore.
Acá en Cuyo también era furor esa música que atraía a jóvenes y grandes deseosos de trascender al país y alcanzar la fama de los Chalchaleros o los Fronterizos.
La música cuyana, hasta ese momento, tenía una característica. Era interpretada por solistas. O por dúos. Faltaba un tiempo para que comenzaran a surgir tríos de inserción nacional.
Es en ese momento que se produce la aparición de un conjunto que no sólo presentaba cuatro voces, sino que, además, dos de ellas eran mujeres.
La presentación en el escenario de mujeres jóvenes con pelo rubio ya, de por sí, marcó un antes y un después. Pero había que agregar que cantaban. Y bien.
Los primeros pasos del grupo los dieron Alberto “Pepe” Lloveras y Gilberto “Beto” Avalo. Pepe y Beto fueron juntos al Colegio Nacional. Ambos integraban la peña que formó la escuela y recibían invitaciones para cantar y tocar la guitarra. Después de terminar la secundaria, a principios de la década de 1950, se alejaron por un tiempo. Avalo se fue a Córdoba, para estudiar medicina, y Lloveras a Buenos Aires, para seguir abogacía.
Mientras estudiaban, Alberto y Gilberto integraron diferentes conjuntos. Pepe se unió, entre otros, a los Quilla Huasi y Beto al grupo Los Pastores. Una vez recibidos, volvieron a San Juan.
Beto se casó con la cordobesa Luisa Peñalba y Pepe con Marta Gómez Cornejo.
Se reencontraron y formaron el dúo Avalo – Lloveras. Poco después, a mediados de los sesenta, ambos decidieron sumar a sus esposas, que compartían su afición por el canto. Quedaba así conformado el grupo con su rasgo distintivo: el canto a cuatro voces mixtas.
Uno de los primeros logros del conjunto fue en San Luis. Los matrimonios cantaron, todavía sin identificación, en el Festival de la Canción Cuyana en la ciudad de Merlo. Se presentaron con sus nombres propios y ganaron el máximo galardón que otorgaba el encuentro.
El nombre, que quedaría en la historia del folclore argentino, llegó poco después, cuando se presentaron en la Fiesta del Moscatel, en Albardón. Allí los escuchó cantar Oscar Valles, integrante de Los Cantores de la Quilla Huasi, quién para calificar el canto del conjunto, dijo: “parecen manantiales cantando”. Estrenaron su “marca” en la plaza Próspero Molina, en 1969.
Después de esas primeras presentaciones Los Manantiales recibieron el llamado del sello discográfico CBS. Grabaron su primer simple, en el que incluyeron las canciones “Corazón”, de Saúl Quiroga y “Un adiós”, de Oscar Valles. Esa grabación resultó ganadora a nivel del folclore nacional y primera en ventas, muchas veces por delante de Palito Ortega. “Fuimos el primer conjunto que grabamos a cuatro voces porque era “pecado” salir del dúo cuyano”. Según palabras de Pepe Lloveras.
«Salió tan bonito y se vendieron tantas placas -seis mil sólo en una semana- que la grabadora nos mandó a llamar de nuevo e hicimos el primer long play de Los Manantiales. De ahí en más vinieron otros discos con distintas grabadoras, como RCA Víctor», cuenta Luisa.

La repercusión del primer disco llevó al grupo al estandarte grande de Cosquín, donde cantaron durante seis años seguidos. De ahí en adelante grabaron 16 discos, en los que siempre prevalecieron canciones cuyanas. Además, cantaron en radio y televisión, de la mano de Julio Maharbiz. También llevaron la música hasta Uruguay, Paraguay, Brasil, España e Italia.
Vientos de cambio
A principios de 1970 comenzaron las primeras divisiones en el grupo. Beto Avalo estuvo separado de Luisa, se alejó y fue reemplazado por el “Negro” Ernesto Villavicencio. Después, Villavicencio dejó el conjunto y llegó el famoso guitarrista Ricardo Greguar. A pesar de los cambios, conservaban el nombre Los Manantiales.
El cambio fuerte se produjo cuando Beto volvió con Luisa y el matrimonio Avalo dejó el grupo y formó el conjunto Los Trigales. También se sumó a ellos Cholo Sandez. El trío fue distinguido en Cosquín (1977) y grabó el disco “Jesús”.
Mientras, y a pesar de las modificaciones, Los Manantiales seguían en el escenario. El conjunto se mantenía con vida gracias a las voces de Pepe, Marta y los cauceteros Silvia del Carmen y el Negro Díaz.
Hubo intentos por revivir al grupo original, pero las energías no eran las mismas del inicio. Finalmente, en 1995, los intentos cedieron para anunciar la separación definitiva de los Avalo y los Lloveras.

Beto y Luisa continuaron con Los Trigales con el matrimonio de Pedro Quiroga y Mónica Cisella. Por su parte, los Lloveras siguieron con Los Manantiales junto a Raúl Rubilar y Susana Santander.
No hubo forma de volver a reunir el grupo original.
En el 2001 Beto Avalo registró el nombre Los Manantiales. Desde entonces, el matrimonio Avalo que continúa haciendo presentaciones con ese sello o el de Los Trigales o el de dúo de Beto y Luisa..
Pero ya el fenómeno había pasado. Para la gente ya quedaba en la memoria el nombre de aquel grupo formado por dos matrimonios que renovó el folklore cuyano inaugurando la canción cuyana a cuatro voces.
Canciones que quedaron
Tanto Beto Avalo como Pepe Lloveras fueron autores de canciones que quedaron en la memoria musical de San Juan.
Beto, entre otros temas, es autor de «Canta, canta San Juan», «Muchacha del Albardón», «Tonada para un amigo», «Cuando yo vuelva a mi tierra» y «Pueblito olvidado».
Pepe es autor de “El árbol del vecino”, “El picaflor y la rosa”, “Pero cántame mi vida”, entre otras muchas.
Fuentes:
El Nuevo Diario
Fundación Bataller
Testimonios de los integrantes de Los Manantiales al autor de esta nota.