• 22/09/2024

El caso de Gisèle Pelicot conmociona a Francia

El caso de Gisèle Pelicot conmociona a Francia

Se estima que durante una década, cerca de 90 hombres la violaron tras ser víctima de sumisión química a manos de su propio esposo. Ella decidió dar la cara y en el juicio que tiene lugar actualmente en Lyon son juzgados 51 de ellos.

La historia de Gisèle Pelicot es una de las más impactantes y desgarradoras de los últimos tiempos, y ha tenido un profundo impacto en la sociedad francesa y en el movimiento #MeToo.

Gisèle, una mujer francesa de 72 años, se ha convertido en un símbolo de resistencia y valentía tras revelar los horribles abusos que sufrió a manos de su esposo, Dominique Pelicot, y decenas de otros hombres.

En noviembre de 2020, Gisèle acompañó a su esposo a la comisaría de policía en Carpentras, cerca de su hogar, pensando que se trataba de una formalidad. Dominique había sido citado para explicar por qué había fotografiado a varias mujeres por debajo de la falda en un supermercado. Gisèle, tras 50 años de matrimonio sin haber tenido “ni una palabra obscena, ni un gesto inapropiado” que reprocharle, decidió ignorar lo que su esposo describió como «un error tonto»1.

Sin embargo, durante el interrogatorio, la policía le mostró a Gisèle fotografías y videos encontrados en las computadoras, discos duros y pendrives de Dominique. Estas imágenes mostraban a Gisèle visiblemente inconsciente siendo violada por varios hombres. En total, se encontraron 4,000 fotos y videos de los abusos.

El juicio de Dominique Pelicot y otros 50 hombres acusados de violación agravada comenzó en septiembre de 2024 en la ciudad de Aviñón, al sur de Francia. Gisèle insistió en que el juicio se llevara a cabo de manera pública y renunció a su derecho al anonimato, con la esperanza de que su testimonio ayudara a prevenir que otras mujeres sufrieran abusos similares2.

Durante el juicio, Gisèle relató el horror de descubrir que su esposo la había drogado y violado durante una década, invitando a más de 50 hombres a repetir sus actos mientras ella estaba inconscienteSu testimonio fue desgarrador y detallado, describiendo cómo su mundo “se desmoronó” al enfrentar lo inimaginable.

Conmocionada, dejó a su esposo cuando la policía le enseñó algunas de las imágenes.

“Para mi, todo se viene abajo”, declaró. “Son escenas de barbarie, de violación”.

Se marchó con dos maletas, “todo lo que me quedaba tras 50 años de vida en común”. Desde entonces, añadió “ya no tengo identidad (…) no sé si alguna vez volveré a reconstruirme”.

El caso de Gisèle Pelicot ha tenido un profundo impacto en la sociedad francesa. Ha reavivado el movimiento #MeToo en Francia y ha puesto de relieve la necesidad de abordar los abusos sexuales de manera más efectiva. Gisèle ha sido ovacionada por su valentía y determinación para contar su historia y buscar justicia.

Junto a Pélicot están siendo juzgados otros 50 hombres con edades comprendidas entre los 22 y los 70 años. Varios niegan algunas de las acusaciones en su contra, alegando que fueron manipulados por Pélicot.

Los policías que investigaron el caso hallaron los mensajes que Dominique Pélicot habría enviado a través de una web de mensajería empleada habitualmente por delincuentes, en los que invitaba a hombres a abusar sexualmente de su mujer. La web ha sido cerrada.

Los macabros detalles de los repetidos abusos, que según los investigadores comenzaron en 2011, y del elaborado sistema que Pélicot había puesto en marcha durante 10 años salieron a la luz durante el juicio.

Los hombres invitados al domicilio de la pareja debían seguir ciertas normas: no podían hablar en voz alta, tenían que quitarse la ropa en la cocina y no podían utilizar perfume ni oler a tabaco, según reportó la prensa francesa.

A veces, tenían que esperar hasta una hora y media en un estacionamiento cercano para que la droga hiciese efecto y dejase a

Como Dominique Pélicot grabó en video las supuestas violaciones, la policía pudo localizar — durante dos años — a la mayoría de los 72 sospechosos a los que buscaban.

Durante los próximos meses, los acusados comparecerán en pequeños grupos ante un tribunal de cinco jueces.  Entre los testigos hay también psicólogos, psiquiatras y expertos en informática.

Giselle y su hija Caroline, consultan a su abogado durante el juicio.

Una de las sesiones de abusos sexuales a la que fue sometida Gisèle Pelicot bajo ansiolíticos duró al menos seis horas con un solo hombre, según las conclusiones de uno de los expertos que declaró en el juicio que se celebra en Aviñón, en el sureste de Francia.

El perito Olivier Eymard, que examinó el material informático incautado a Dominique Pelicot, el marido de Gisèle, explicó ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse que esa duración la estimó a partir del análisis de cinco vídeos sucesivos en los que aparecía un mismo hombre. Lo hizo a preguntas de los abogados de la víctima, que querían conocer las fechas exactas en que se habían hecho los vídeos y las fotografías que se le requisaron a Dominique Pelicot en 2020 y que son la principal base de la acusación.

Según las conclusiones del sumario, Dominique Pelicot estuvo drogando a su mujer con ansiolíticos entre 2011 y 2020. Esas grabaciones las guardaba en un disco duro con decenas de hombres a los que había contactado en línea, en buena parte a través de una plataforma de contactos que fue cerrada posteriormente.

Llega al juzgado Caroline, la hija de Giselle.

EL TESTIMONIO DE LA HIJA

Caroline Darian dijo que estaba traumatizada no solo por lo que los fiscales dijeron que le había ocurrido a su madre, sino también por el miedo a que ella misma hubiera sido víctima de abusos por parte de su padre, Dominique Pelicot.

Tres miembros de la familia ya testificaron: Darian, su cuñada y su ex cuñada.

Hasta las revelaciones de la policía, dicen los familiares, todos creían que Dominique y Gisèle Pelicot, que llevaban juntos unos 50 años, tenían un matrimonio fuerte y cariñoso.

Los tres hijos de la pareja les querían tanto que a menudo vivían con ellos cuando eran adultos, iban de vacaciones con ellos y llevaban a sus hijos a su casa del sur de Francia para pasar largas vacaciones de verano.

“Era un poco la familia ideal”, dijo Aurore, ex nuera de Dominique Pelicot, quien estuvo casada con su hijo menor y pidió que no se utilizara su apellido.

Céline Pelicot, quien está casada y tiene tres hijos con el hijo mayor de Dominique Pelicot, describió a este último como cariñoso con los niños.

Y aunque dijo que se había vuelto más irascible en los últimos años, nunca había oído salir de su boca una palabra soez sobre las mujeres.

“Yo lo quería mucho”, dijo refiriéndose a Pelicot, que ahora está en la cárcel. “Pasé momentos magníficos con él”.

Ahora, dijo, la familia se pregunta qué ocurría realmente cuando estaban juntos.

“Todos estamos preguntando a nuestros hijos, a los que dejamos con sus abuelos, cosas que normalmente no les preguntamos: ¿qué te hizo él?”, dijo.

Dominique Pelicot también está acusado de violar la intimidad tanto de Aurore como de Céline bajo la sospecha de haberles hecho fotos sexuales sin su permiso.

Algunas de las fotos fueron tomadas desde el interior de los baños, donde las mujeres estaban desnudas.

Ambas mujeres declararon que se sentían degradadas.

A Céline le preocupaba que Dominique Pelicot pudiera haber difundido las fotos y dijo que ahora rara vez dormía más de dos o tres horas por la noche y que se le caía el cabello.

Aurore dijo al tribunal que una vez creyó oír a Pelicot decir algo a su sobrino sobre la aparente negativa del niño a jugar al médico con él.

Pero no se lo dijo a nadie, por miedo a habérselo imaginado.

Gisèle Pelicot abandona el tribunal donde juzgan a su marido por drogarla para que la violaran.

Ella fue víctima de abuso en su familia, dijo, lo que le hizo preocuparse que fuera propensa a ver abuso en todas partes.

“Obviamente, ahora me pregunto qué habría pasado si hubiera dicho algo”, añadió, tras una larga pausa para serenarse.

“Todos cargamos con una especie de culpa sobre lo que podríamos haber hecho, y ésta es la mía”.

Durante el mediático juicio que paraliza Francia, llegó el turno de las declaraciones de la hija y la nuera de Gisèle. Y durante su testimonio, ambas manifestaron que la maldad de Dominique no quedaba recluida al matrimonio, sino que tienen sospechas de haber sido ellas también víctimas de sus abusos.

La hija de Gisèle, Caroline Darian, declaró ante el tribunal estremecida y sin poder contener las lágrimas cómo todo cambió para siempre el 2 de noviembre de 2020, el día que conoció las acciones de su padre, quien hasta entonces había sido una persona en la que confiaba totalmente, sano y amable y que ahora considera “uno de los mayores criminales sexuales de los últimos 20 años”. La historia de una familia derrumbada sobre sí misma, víctimas en la oscuridad del desconocimiento.

“Fue un punto de inflexión, el comienzo de un lento descenso al infierno”, afirmó su hija. En su declaración se ha hecho mención a unas fotografías encontradas en los archivos de su padre, donde aparece acostada y desnuda. Inicialmente, explicó, no se reconocía en las imágenes, pero luego concluyó que había sido fotografiada sin su consentimiento mientras cree que estaba drogada, al igual que su madre.

“Vemos sus nalgas en primer plano. Esta mujer duerme en posición fetal. No la reconozco”, recordó Darian ante el tribunal. El investigador le aseguró entonces que es ella. ““Descubro que mi padre me fotografió, a escondidas, desnuda, ¿por qué?”, se preguntó su hija, convencida de que su padre también la drogó, como a su madre.

Darian declaró que vive con la convicción de que su padre la drogó, diga lo que él diga. Y le preocupa qué más hizo cuando ella estaba en ese estado.

Caroline y su madre no fueron las únicas en sufrir los actos de este hombre de 71 años, quien sigue la audiencia desde un rincón del banquillo de los acusados. Dominique Pélicot también fotografió desnudas sin su consentimiento a Céline, la esposa de su hijo David, y a Aurore, la expareja de su hijo Florian.

Ambas, de 48 y 37 años en la actualidad, pensaban no obstante que formaban parte de la “familia ideal” y “cariñosa”, con un suegro “servicial” pese a sus ocasionales ataques de ira. Entre las imágenes descritas por Céline ante el tribunal figura una de ella desnuda y embarazada de sus gemelas en 2011, en la que se realiza un zoom sobre sus partes íntimas.

Las fotografías acabaron en internet. “¿Pero a quién pertenecen y dónde están ahora o estarán dentro de 5, 10 años?”, se preguntó la mujer. 

Para Aurore, quien fue víctima de abusos en su infancia, este caso también le pasó factura. Los investigadores le mostraron fotos de ella en la piscina o desnuda en un baño y, entre estas, “una foto del sexo de mi suegro sobre mi bañador, un montaje con ‘Mi nuera guarra’” como pie de foto.

Dominique Pelicot, el hombre francés acusado de drogar a su esposa para que la violaran decenas de desconocidos, reconoció este martes ser un violador, y afirmó que Gisèle Pelicot no merecía el calvario sufrido durante cerca de diez años. Además, ratificó que los más de 50 acusados de los delitos sexuales a su pareja eran conscientes de que ella estaba en grado de inconsciencia por las drogas que él le suministraba.

“Soy culpable de lo que hice. Ruego a mi mujer, a mis hijos, a mis nietos, a la señora M. (esposa de otro acusado a la que también habría violado), aceptar mis disculpas. Pido perdón, aunque esto no sea algo aceptable”, agregó en su testimonio.

“Ella era maravillosa”, declaró, mientras Gisèle lo miraba fijamente en el tribunal, “La amé 40 años y la amé mal 10 años. Nunca debí hacer eso. Lo arruiné todo. Perdí todo. Debo pagar por ello”, agregó.

Dominique Pelicot, que documentaba todas las violaciones grabadas y fotografiadas en su computadora, ya había reconocido los hechos, pero nunca se había explicado ante el tribunal. Sobre los archivos, reconoció “una parte de placer”, pero aseguró, ante la atónita mirada de los coacusados presentes, que era también “una medida de garantía” para “encontrar a quienes participaron en todo esto”.