• 25/02/2023

El trabajo, esclavitud o realización

El trabajo, esclavitud o realización

POR MARCELO DELGADO

Economista

Desde tiempos remotos, el trabajo significó el sacrificio para vivir, sobrevivir o subsistir. Desde la religión, un castigo por el pecado original. También, fue evolucionando la forma de hacerlo, y con las revoluciones industriales y la tecnología, definitivamente el trabajo cambió completamente su configuración y desempeño.
La actividad gremial fue generando conquistas y legislaciones, que procuraron equilibrios entre capitalistas y empleados, regulando horarios, descansos, compensaciones, coberturas sociales, jubilaciones, entre otros.

De esta manera, el trabajo se fue transformando como una herramienta de articulación social, distribuidor de los ingresos de la economía, factor productivo clave, entre otras funciones, que adquirió en los últimos años.
Para la segunda mitad del siglo pasado, tener un buen trabajo, era una bendición, y estar desempleado, una dolorosa transición. En los últimos años del siglo pasado, el empleo ya no sólo era un medio para conseguir otros fines, sino que el desafío, se transformó, en procurar un trabajo, que se pudiera disfrutar. Que el esfuerzo, producto de la actividad, no sólo compensara mediante el salario, sino también que le permita al trabajador, realizarse, sentirse útil, contribuir a la sociedad, siendo reconocido por las tareas, más allá, de la compensación salarial. Así, el trabajo no sólo es un medio para obtener los bienes y servicios vitales, sino también un modo de ser, una forma de transitar el camino de la vida. De hecho, le dedicamos algo más de un tercio de nuestra vida activa, a la actividad laboral.

La llegada del siglo XXI, impactó nuevamente en la concepción del “trabajo”. Las nuevas tecnologías, la globalización, el crecimiento de la expectativa de vida, las búsquedas de disfrute, la incorporación de forma masiva de la mujer al mundo del trabajo formal, entre otros factores, vuelven a desafiar al mundo, para otorgar nuevas respuestas. La pandemia, dejó en evidencia, que se puede ser productivo, con aplicaciones tecnológicas desde el hogar, jornadas flexibles, mecanismos de orientación hacia los objetivos. Muchas prácticas laborales, forzadas por el aislamiento, hoy se transforman en nuevos modos de desempeño laboral. Estamos en medio, de un cambio significativo de paradigma del trabajo. Las nuevas generaciones, no están dispuestas a dar un tercio de su vida activa, para sobrevivir, y prefieren disfrutar más de la vida, que acumular bienes. Menos, dejar ese esfuerzo, para las próximas generaciones, como tal vez procuraron nuestros padres.

Sin embargo, este nuevo modelo no es para todos. Una brecha cada vez más grande, se produce entre los que están preparados para el nuevo mundo laboral, y los que todavía sueñan, con el trabajo de la segunda mitad del siglo pasado. Incluso, muchos, se conformarían con un trabajo para sobrevivir, que cada vez resulta más escaso. Nuestra sociedad necesita urgente tomar conciencia de este desafío, prepararnos para los cambios que tenemos en frente, o el trabajo será un castigo, en el mejor de los casos.